Edgard Joel Rivera Ramírez (Piura, 1994) es licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Piura. Publicó “Habitación suspendida” (editorial Siete Vientos, 2022). Es ganador del primer concurso de Microrrelatos Tabula Escrita, entre otras más en pro de la literatura.
Además, aconseja a los jóvenes de su época a leer y con conocimiento puede decir que eso impulsó su carrera como comunicador y escritor.
¿Ha influido en ti estudiar comunicación para tu narrativa? Mi experiencia por la universidad enriqueció en gran medida mis inclinaciones literarias, por supuesto. En la carrera se enfocaban muchísimo en la objetividad. El contar los hechos lo más fiel posible a la realidad sin involucrar los sentimientos o creencias personales, por lo que, casi inmediatamente me di cuenta de que sería incapaz de lograr eso. En parte porque no soy un objeto sin sentimientos, pero, sobre todo, porque tiendo a entremezclar la ficción y la realidad. Mis primeras historias fueron precisamente intentos de contar mis experiencias amorosas con un tinte jocoso y con finales de comedia, pero me percaté de que los deseos de haber vivido situaciones que nunca viví y que, evidentemente, nunca viviré, se filtraban entre las comisuras de la realidad. La ficción, la mentira, se abría paso entre los primeros párrafos. No digo que la narrativa siempre es ficcional, pero en lo poco que he escrito he tratado de representar la realidad desde un lugar ajeno, expectante o de ficción.
Al leer los cuentos en “Habitación suspendida” sentí influencias marcadas, ¿qué escritores te influenciaron? Aquel que pretende escribir bien, debe procurar primero leer mucho y variado. Es algo a lo que he dedicado tiempo. Leer es una actividad placentera y reflexiva, al menos para mí. Por ello, desde la tribuna en la que esté, siempre he recomendado dedicar tiempo voluntario a la lectura. De modo que tengo escritores que me han marcado y a los que trato de homenajear en lo que he escrito. Julio Cortázar es uno de ellos. A él lo prefiero como cuentista. Sus cuentos me han volado la cabeza, especialmente La noche boca arriba, la continuidad de los parques y Axolotl. Son cuentos que juegan con el papel del tiempo, la ambientación y la realidad -si se pudiera hablar de realidad en la ficción. Otro escritor, también argentino, que fue parte de mis primeras lecturas es Ernesto Sábato. Su novela corta, El túnel, me impresionó en demasía. Por ello, precisamente, escribí el relato que le da nombre a mi primera obra ‘Habitación suspendida’. Donde utilizo a los personajes de El túnel y los fundo en la distorsión de la realidad, la ficción y el mundo onírico.
Tus cuentos son cortos, algunos de un párrafo incluso ¿alguna predilección a la brevedad? Gracián dijo que “lo bueno si es breve, dos veces bueno”, y concuerdo. Yo tiendo ser breve en lo que narro porque pretendo, a veces sin conseguirlo, que la experiencia con mis relatos sea agradable. Más que una predilección, la brevedad es el único camino que tengo para contar decentemente algo. Siento que si me expando literariamente resulto repetitivo o poco interesante. Pero me gustaría escribir una novela, eso sí, con capítulos cortos y con finalizaciones sorprendentes para que el lector pase a la siguiente página.
¿Cuáles son tus próximos proyectos? Quiero publicar fuera de Piura, mi región. Habitación suspendida se publicó aquí, pero me gustaría que otros lectores conozcan la propuesta narrativa que ofrezco. El microrrelato también puede entretener, sorprender, impactar o doler, como los buenos cuentos y novelas. Y la literatura de otras regiones también merece difusión.
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