Licenciado por San Marcos y máster por La Habana, David Auris Villegas propone una educación transformadora basada en el diálogo empático y la cosmovisión andina del “buen vivir”. Profesor universitario, investigador Renacyt y creador del modelo ABDIVCPCE, nos habla sobre su propuesta pedagógica que fusiona la sabiduría andina con las pedagogías contemporáneas.
¿Cómo conecta el concepto andino del “buen vivir” con las pedagogías contemporáneas? El Buen Vivir (Allin Kawsay) es una cosmovisión andina que promueve la armonía entre las personas y su entorno, vinculándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Este enfoque se relaciona con pedagogías actuales como la ecopedagogía, interculturalidad, ética del cuidado, educación emocional, pedagogía de la paz y complejidad, inspiradas en autores como Boff, Freire y Morin. En el proceso educativo, estos enfoques se actualizan en el trabajo cooperativo, las escuelas bilingües, los proyectos comunitarios y el currículo intercultural, que valora la diversidad y conecta saberes ancestrales con la ciencia moderna. Esto impulsa una educación integral, ética y sostenible, comprometida con el bienestar colectivo, fortaleciendo la solidaridad, el respeto al entorno y la identidad cultural.
¿Qué elementos de la educación cubana influyeron en tu visión pedagógica? La educación cubana, influenciada por José Martí, Antón Makarenko y Lev Vygotsky, ha enriquecido mi enfoque pedagógico junto con la propuesta del Buen Vivir. De Martí valoro la defensa de la dignidad humana y la justicia social. De Makarenko adopto el trabajo cooperativo y la vida comunitaria, aplicados en mis clases dialógicas y participativas. De Vygotsky rescaté el aprendizaje social, partiendo del contexto del estudiante. Esta combinación genera una pedagogía viva, humanista y contextualizada para la vida, que me permite formar estudiantes competentes y visionarios. Así, impulso una educación transformadora hacia una sociedad más equitativa y próspera, ideas que reflejo en mis columnas de opinión.
¿Por qué consideras que el diálogo racional y empático es clave para transformar la educación? El diálogo racional y empático es fundamental para una educación que transforme hacia la mejor versión del ser humano, ya que facilita la construcción colectiva del conocimiento, la comprensión mutua y promueve una cultura de paz. Desde Sócrates y Platón hasta Jesucristo, el diálogo ha sido usado para estimular el pensamiento crítico y humanizar a los interlocutores. En la actualidad, Johan Galtung lo considera un camino hacia una paz justa, mientras que Paulo Freire lo propone como herramienta liberadora para formar ciudadanos críticos. Estas ideas se aplican en la mediación, el debate y la reflexión en las aulas. En el libro Hacia una educación del buen vivir, planteó una educación basada en el diálogo vivo, con el propósito de formar personas democráticas y dialogantes.
¿En qué consiste el modelo ABDIVCPCE que has creado? El aprendizaje basado en el diálogo interactivo, vivencial, cognitivo, productivo, compartido y emprendedor (ABDIVPCE) es una estrategia didáctica que promueve un aprendizaje para una vida exitosa. Centrado en el estudiante como creador, fomenta el diálogo democrático, el pensamiento crítico y empático. Basado en teorías del constructivismo, la inteligencia emocional y el diálogo vivencial, impulsa la producción de contenidos de alto impacto con el propósito de compartirlos en la web. Esta metodología prepara al estudiante a resolver problemas reales, dialogar con respeto y generar propuestas innovadoras que les permitan emprender. Inspirado en Ausubel, Dietz, Goleman, Gardner y Enkvist, el ABDIVPCE también empodera a los docentes para lograr su éxito profesional en el aula.