Líder, estudiante, maestro y padre de familia, Rómulo Gonzales Paredes, a sus 91 años trascendió a la eternidad. En vida luchó contra las injusticias de autoridades tiranas. En 1950, el alfeñique de corazón, estudiante de cuarto de secundaría del Colegio Independencia Americana, inició la gesta revolucionaria de aquel año.
Según la documentación periodística a la que accedió Diario Viral, Gonzales Paredes junto a sus compañeros participó en la huelga del colegio Independencia exigiendo mejoras educativas. Fue su acto de detonar los cartuchos de dinamita el que dio inicio a la protesta estudiantil.
El mal funcionamiento de la biblioteca, pésima alimentación de estudiantes internos, prohibición de formación de clubes y asociaciones estudiantiles eran parte del pliego de reclamos de los estudiantes. El detonante que removió la indigación de los jóvenes fue la muerte de un alumno de primer año, quien falleció a causa de un golpe en la cabeza cuando prácticaba en las barras paralelas sin la respectiva colchoneta. Todo ello fue el combustible que impulsó a Rómulo y sus compañeros para participar en la huelga.
La protesta duro cuatro días y tres noches. Durante este tiempo, los alumnos en los recibieron el apoyo de sus familiales y comerciantes. El prefecto Daniel Meza Cuadra conversó con los estudiantes pero no mostró soluciones convincentes y no se depuso la huelga.
Al final el prefecto ordenó el ingreso de las fuerzas del orden a la sede de la institución. Hubo una fuerte represión que conmovió a la población arequipeña. La indignación se extendió a toda la ciudad y motivó que la huelga se generalice.
Así la revolución del 50 se convirtó en la gran gesta del siglo XX. Todo por la iniciativa de alumnos del colegio Independencia Americana e inicialmente por la valentía de Rómulo Gonzáles Paredes junto a sus compañeros para detonar el petardo que encendió los ánimos de los ‘Alfeñiques’ y luego despertó al ‘León del sur’ contra la tiranía del gobierno de Manuel A. Odría.
TACNA. Rómulo Gonzales Paredes, también abogó por integrantes del Ejercito del Perú del cuartel de Locumba en Tacna. Ellos denunciaron malos tratos por parte de sus superiores. Los jóvenes militares tomaron como rehenes a los pasajeros de un bus, quienes entendieron sus reclamos y no los denunciaron. Aunque los soldados fueron sancionados, Gonzáles Paredes nunca los abandonó en rechazo a esta injusticia.