La propuesta del alcalde del Cusco, Luis Beltrán Pantoja Calvo, de traer un “tren” desde Lima tras donaciones de Estados Unidos ha provocado una oleada de críticas en la Ciudad Imperial. En una reciente entrevista, el burgomaestre aseguró que existe un compromiso verbal con el alcalde limeño, Rafael López Aliaga, aunque aún no hay expedientes técnicos, estudios ni infraestructura básica para un proyecto de esa magnitud.
El anuncio fue tildado de “descabellado” e “irresponsable” por especialistas, quienes consideran que se pretende imponer un modelo ajeno a la vocación turística y ecológica de Cusco.
La indignación aumentó cuando, en medios de comunicación, se expuso la iniciativa como “una maravilla”, pese a que carece de paraderos, doble vía de rieles y estaciones, generando la percepción de que se trata de un tren chatarra reciclado sin planificación. Para los cusqueños, esta idea refleja una desconexión entre las autoridades y las necesidades de la ciudad. Las comparaciones con “Porky” (apodo del alcalde limeño) generó que Pantoja sea bautizado como el “Porky cusqueño”.