Escribe: Fernando Chuquipiunta Machaca.
Desde el corazón del altiplano puneño, surge la voz sideral de Jaime Roger Colquehuanca Mamani, un hombre que entrelaza la historia y la poesía con la misma fuerza con que el viento modela los cerros. Nacido en 1983, en la comunidad campesina de Quealli, distrito de Huatasani, su vida ha sido un testimonio de entrega al conocimiento, la cultura y su tierra.
Galardonado con la medalla de honor de Huatasani en 2025, Colquehuanca dedica su vida a reivindicar el pensamiento andino como fuente de sabiduría.
Estudió Contabilidad e Ingeniería de Minas, presidió la comunidad Palline Primero —donde impulsó la creación de la planta quesera de Huatasani— y es autor de las letras del himno de su distrito, símbolos de identidad y orgullo local.
Pero su aporte más profundo va más allá de la gestión o la academia: su palabra, tejida con rigor y sentimiento, rescata la historia desde la mirada del pueblo. Para él, la historia no es un conjunto de fechas, sino una memoria viva que enseña a no repetir los errores del pasado.
En sus reflexiones, Colquehuanca rechaza los moldes eurocéntricos y propone una lectura desde “la otra orilla”, aquella que nace de la pedagogía andina y la experiencia ancestral. Su pensamiento abraza la ética del recuerdo: honrar a quienes resistieron y soñaron con una sociedad más justa es, también, un acto de transformación.
Su legado, tan fértil como la tierra que lo vio nacer, lo consagra como una de las voces más coherentes, sensibles y luminosas del sur peruano: un tejedor de identidad que convierte la palabra en raíz y futuro.