La atención de la salud en Perú es muy deficiente, especialmente para el 89 % de población que depende de centros asistenciales públicos, porque reciben una prestación tardía, deficiente y carente de los avances científicos.
Limitaciones que en algunos aspectos son inconcebible. Por ejemplo, de los 9012 establecimientos de salud pública que funcionan en el país, 4354 no están obligados a tener un médico permanente. (Son los centros de salud nivel I.1).
Si bien en los últimos 25 años el presupuesto público para la salud pública se multiplicó 10 veces, de 2928 millones a 29 474 millones de soles, la atención que se brinda en hospitales y otros centros asistenciales del SIS y EsSalud, crece en deficiencias.
Contribuye a ese mar de deficiencias, el hecho de que los últimos 6 ministros de salud hayan durado en el cargo, en promedio, 167 días, fruto, sin duda, de la falta de un plan de gobierno serio y una presidencia capaz.
En nuestro país el 61 % de la población está afiliada al Seguro Integral de Salud, SIS, creado el 30 de enero de 2002. Un 25 % lo está a EsSalud y otro 11 % participa en los sistemas de seguridad privados.
Es evidente que los presupuestos de la República están sumando mucho dinero para el sector salud, pero los resultados son muy pobres, quizá, además, por 3 factores adicionales. Ese 61 % de población, ahora en el SIS, hace 23 años no tenía una protección formal en salud. En el año 1954 los peruanos teníamos una expectativa de vida promedio de 43 años y ahora de 76 años. Y la tecnología obliga a obtener equipos sofisticados y caros.
Y quienes administran los recursos públicos en salud, incluyendo a los ministros, no tienen la debida preparación profesional ni ética. Por ello, la Contraloría General de la República ha precisado que el 37 % de los establecimientos de salud del primer nivel, carecen parcialmente de los 3 servicios básicos (agua potable, luz eléctrica y desagüe). Y el 5 % no tienen ninguno de ellos.
También nos indica la Contraloría que el 28 % de ambulancias de los establecimientos del primer nivel están inoperativas, que el 43 % carecen de servicio de radiología, que el 36 % no tienen incubadoras para los recién nacidos o que el 54 % carecen de desfibriladores.
Resulta importante resaltar que la suma de las graves deficiencias detectadas por la Contraloría da cuenta también que la casi totalidad de centros asistenciales en los que existen esas deficiencias, son propiedad y responsabilidad de los gobiernos regionales. Una prueba más de que la descentralización, como está concebida, debe revisarse porque nació deficiente y se administra peor.