El viaje soñado de Myles McLellan terminó en tragedia. El turista estadounidense de 42 años falleció el miércoles 16 de julio mientras recorría las islas flotantes de los Uros, en el corazón del lago Titicaca. Lo que debía ser una experiencia cultural única en una de las maravillas del altiplano se convirtió en un momento desgarrador para su pareja y para quienes presenciaron la emergencia.
El recorrido turístico había iniciado desde el puerto de Puno con destino a Uros Titino. Durante el trayecto, McLellan comenzó a sentirse mal, aparentemente afectado por la altura. Tomó algunas pastillas para aliviar el malestar, pero insistió en continuar la excursión. Horas más tarde, sufrió un paro cardiaco. Fue evacuado de urgencia al embarcadero de Uros Chulluni, donde personal del SAMU intentó reanimarlo sin éxito, incluso con desfibrilador.
Su pareja, visiblemente afectada, tuvo que comunicar la noticia a la familia en medio del dolor. Las autoridades llegaron dos horas después. La Policía de la comisaría de Huáscar, representantes del Ministerio Público y Medicina Legal realizaron las diligencias. El cuerpo fue trasladado a la morgue de Juliaca para la necropsia correspondiente.
Aún no se ha confirmado si la pareja viajó por cuenta propia o a través de una agencia de turismo. Este hecho, sin embargo, reabre el debate sobre la necesidad de protocolos médicos sólidos para turistas que visitan destinos de gran altitud como el Titicaca, situado a más de 3800 metros sobre el nivel del mar, donde la hipoxia puede agravar condiciones preexistentes sin previo aviso.