Escrito por: Annel Aguilar Zambrano
En un Congreso donde las tensiones políticas hierven a diario, el congresista Fernando Rospigliosi (Fuerza Popular) ha encendido aún más la chispa. Esta semana defendió, con tono desafiante, el dictamen aprobado por la Comisión de Constitución que permite a los legisladores manifestar sus opiniones políticas sin temor a ser sancionados por “violar la neutralidad”. “Es una tontería decir que los congresistas deben ser neutrales”, sentenció en RPP. La propuesta, respaldada por 15 votos a favor, ya está lista para su debate en el Pleno.
Para Rospigliosi, la neutralidad no tiene lugar en un Congreso compuesto por representantes de partidos políticos. “Desde el primer hasta el último día, los congresistas opinan políticamente. Pretender que se callen es ignorar la naturaleza del cargo”, sostuvo. Según el parlamentario, la norma no hace más que formalizar algo que “ya ocurre en todo el mundo”.
Pero no todos aplauden la iniciativa. Expertos en derecho electoral advierten que el dictamen abre la puerta al proselitismo con fondos estatales, sobre todo durante las semanas de representación. Temen que los congresistas aprovechen sus giras y oficinas regionales financiadas por el Estado para fortalecer candidaturas de cara a las elecciones del 2026.
Rospigliosi no negó el riesgo, pero propuso una solución: eliminar el bono por representación durante los meses de campaña. “En enero, febrero y marzo de 2026 no debe haber pasajes ni viáticos. Se corta por lo sano”, dijo. También propuso restringir el uso de oficinas parlamentarias para actividades políticas, aunque defendió el derecho de todo congresista a hacer campaña “con carteles, volantes y mítines, como siempre se ha hecho”. ¿Debate democrático o retroceso institucional? El pleno tiene la última palabra.
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