Generalmente, los mensajes presidenciales se realizan en la capital, Lima. No obstante, hubo una excepción notable durante la Guerra del Pacífico en 1881, cuando el presidente Nicolás de Piérola, entonces presidente provisorio, pronunció su discurso ante la Asamblea Nacional reunida en Ayacucho, en la sierra peruana.
Por otro lado, y según los registros del Congreso, no todos los 64 presidentes que ha tenido Perú tuvieron la oportunidad de dirigirse al Parlamento el 28 de julio. Uno de los destacados en este aspecto fue Manuel Prado y Ugarteche, quien gobernó en dos ocasiones.
En su primer mensaje a la Nación, su discurso abarcó más de 130 páginas. Sin embargo, su discurso más extenso tuvo lugar durante su segundo mandato, el 28 de julio de 1957, con un total de 212 páginas, registrado en la base de datos del Congreso.
El discurso de su despedida, compuesto por 154 páginas en 1962, estaba listo, pero no se pudo leer ante el Congreso a causa del golpe de Estado del 18 de julio de ese mismo año. En contraste, su mensaje más breve fue en 1956, con solo 4 páginas, al asumir la presidencia por segunda vez.
Durante el primer siglo de la República, los discursos presidenciales solían superar las 100 páginas. En la segunda mitad de la historia republicana, estos documentos se redujeron considerablemente, a menudo a menos de 50 páginas.