Con una aplastante mayoría, la Asamblea Legislativa de El Salvador, controlada por el partido Nuevas Ideas del presidente Nayib Bukele, ha aprobado una reforma constitucional que permite la reelección presidencial indefinida y extiende el mandato de cinco a seis años. La medida, impulsada por el oficialismo, ha sido duramente criticada por diversos sectores que alertan sobre un peligroso retroceso democrático.
La diputada Ana Figueroa, defensora de la reforma, justificó el cambio afirmando que “el poder total debe ser del pueblo”, ignorando que la Constitución históricamente prohibía la reelección inmediata del jefe de Estado. Con 57 votos a favor de 60 posibles, el Parlamento dio luz verde a lo que muchos ya llaman un “golpe institucional elegante”.
Esta decisión allana el camino para que Nayib Bukele se mantenga indefinidamente en el poder, si así lo decide. Aunque su actual mandato se extiende hasta 2029, con este cambio podría postularse nuevamente en 2027, haciendo coincidir elecciones presidenciales, legislativas y municipales. Todo queda bajo el control del oficialismo.
Como si fuera poco, también se eliminó la segunda vuelta electoral, lo que permitiría a un candidato ganar con solo una minoría relativa. Críticos advierten que se trata de un modelo que concentra el poder absoluto en una sola figura, dejando al país al borde del autoritarismo.
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