La confirmación llegó en diálogo con Altavoz.pe, donde Gálvez admitió que la permanencia de los fiscales no está asegurada. “Lo estamos evaluando”, señaló, recordando lo dicho semanas atrás en Exitosa: “Ponte que yo fuera el fiscal de la Nación, ni un minuto están esos señores ahí, porque no van a seguir encubriendo, no van a seguir flagrantemente encubriendo. Yo los saco en el acto”.
El rechazo del actual titular interino hacia ambos fiscales tiene raíces profundas. En 2020 los denunció por presuntos delitos de falsedad ideológica, peculado y encubrimiento, relacionados con la devolución de S/524 millones a Odebrecht tras la venta de la hidroeléctrica de Chaglla. Desde entonces, cada vez que es consultado, acusa a los abogados de “trabajar en favor de la constructora brasileña”.
Para Gálvez, el acuerdo de colaboración con Odebrecht representó más que una omisión. Considera que se trató de una decisión deliberada que “favoreció a la empresa en detrimento de los intereses del Estado peruano”, lo que explica su insistencia en apartar a quienes lideraron el proceso.
No obstante, esta no es la primera vez que los fiscales enfrentan un intento de destitución. En diciembre de 2018, Pedro Chávarry, entonces fiscal de la Nación, decidió separarlos, argumentando que sus declaraciones públicas “afectan la autonomía del Ministerio Público” y que la supuesta “sobreexposición del caso” comprometía la reserva del proceso.
En medio de este contexto, la figura del actual fiscal de la nación interino, Tomás Gálvez también está bajo la lupa. ya que enfrentó investigaciones por presuntos vínculos con “Los Cuellos Blancos del Puerto” y una denuncia constitucional por delitos como organización criminal, tráfico de influencias y cohecho. Su cuestionada trayectoria añade más sombras a la disputa actual dentro del Ministerio Público.