El Congreso aprobó la vacancia de Dina Boluarte durante la noche del 9 de octubre, desencadenando un nuevo cambio en el mando del país. En una sesión marcada por la tensión política, el titular del Parlamento, José Jerí Oré, juró como presidente de la república, pese a haber asegurado anteriormente que no aceptaría el cargo. La sucesión se realizó conforme al procedimiento constitucional establecido.
En una entrevista concedida a El Comercio semanas antes, Jerí había declarado que no tenía intención de ocupar el sillón presidencial si se concretaba la destitución.
“Fui elegido para ser presidente del Congreso. Tampoco voy a decir que desconozco los procedimientos de sucesión constitucional, ¿no? Pero, desde mi perspectiva, la presidencia debe ser relevada constitucionalmente el 28 de julio del 2026. Si se presenta ese escenario que señalas, personalmente yo desistiría”, afirmó entonces.
Tras jurar el cargo, el nuevo mandatario ofreció su primer mensaje a la nación, centrado en la reconciliación y la lucha contra la delincuencia. Prometió “decisiones firmes” frente al crimen y convocó al diálogo entre los sectores políticos y sociales para restablecer la confianza ciudadana.
“Nuestro país necesita unidad para superar la violencia y la división. El bienestar de la población guiará cada decisión de este gobierno”, expresó Jerí ante el Congreso.
Mientras tanto, el Ministerio Público anunció un impedimento de salida del país para Dina Boluarte. La medida busca asegurar su presencia durante las investigaciones abiertas en su contra por presuntos delitos cometidos durante su gestión. Según la Fiscalía, esta restricción responde a “la necesidad de garantizar la comparecencia de la exmandataria ante la justicia” mientras se desarrollan las diligencias judiciales correspondientes.
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