La autoridad electoral confirmó la validación del padrón electoral definitivo para las Elecciones Generales de abril de 2026, tras culminar un proceso de revisión que incluyó la depuración de ciudadanos fallecidos y la exclusión de exautoridades sancionadas por pérdida de derechos políticos. El Reniec remitió al Jurado Nacional de Elecciones la versión final del registro, luego de atender observaciones técnicas y legales, marcando uno de los filtros más importantes del ciclo electoral.
El padrón aprobado incorpora un total de 27 325 432 electores, de los cuales 26 114 619 residen en el territorio nacional y 1 210 813 viven en el extranjero. Como establece la legislación, esta nómina quedó cerrada en octubre de 2025 y será la única habilitada para la votación del 12 de abril. La depuración incluye casos sensibles, especialmente nombres vinculados a gestiones públicas previas y sancionados por el Parlamento.
Entre los ciudadanos excluidos figuran el expresidente Martín Vizcarra, la exfiscal de la nación Delia Espinoza, el exministro Víctor Zamora y la exministra Pilar Mazzetti, además de Freddy Díaz, Yesenia Ponce, Guido Aguila y César Hinostroza. Todos ellos fueron inhabilitados por periodos de entre cinco y diez años, lo que los deja automáticamente fuera del proceso electoral. Las resoluciones legislativas que declararon sus sanciones sustentan la eliminación de sus nombres del padrón.
La depuración se llevó a cabo mediante un trabajo coordinado entre Reniec y el JNE, revisando duplicidades, fallecimientos y restricciones políticas. También se controló la consistencia del padrón inicial, reduciendo el universo electoral en comparación con su primera versión. Las exclusiones respondieron a criterios establecidos por la normativa y fueron certificadas por las áreas técnicas encargadas de la fiscalización.
Con la aprobación final, el Jurado Nacional de Elecciones ordenó la publicación y entrega del padrón a la ONPE, que lo utilizará en la organización de los comicios. Así, el país entra a la fase decisiva del cronograma electoral con un registro depurado, en medio de una campaña marcada por tensiones políticas y una mayor exigencia de transparencia en la competencia democrática.