La campaña presidencial de Carlos Espá enfrenta su primera gran crisis tras la confirmación de Jorge Montoya como candidato al senado por el partido Sí Creo. En regiones del sur, especialmente en Tacna, ciudadanos iniciaron una protesta simbólica retirando y cubriendo con pintura blanca los murales y carteles de la agrupación, en rechazo a la presencia del exalmirante en la lista congresal.
Las acciones se concentraron en distintos puntos de la ciudad, donde grupos de vecinos, provistos de brochas y baldes, eliminaron propaganda partidaria bajo consignas como “No más a los terruqueadores”. Los manifestantes expresaron que la incorporación de Montoya representa una afrenta para una región históricamente crítica del discurso militarista y de las posturas que criminalizan la protesta social.
El rechazo se explica, en gran parte, por el historial político del excongresista, recordado por sus declaraciones que vincularon a poblaciones del sur con el terrorismo, así como por su respaldo a medidas asociadas al autoritarismo y a beneficios económicos cuestionados, como la doble remuneración para exmilitares en funciones públicas. Para los manifestantes, estos antecedentes invalidan cualquier discurso de “orden y autoridad”.
Pese a la reacción ciudadana, Montoya confirmó su candidatura al senado a través de redes sociales, asegurando que asumirá el reto “con firmeza” y en alianza con Carlos Espá. Desde el comando político, se defiende la estrategia como una apuesta por la experiencia y el liderazgo fuerte, aunque internamente reconocen que el rechazo en regiones del sur podría afectar el posicionamiento electoral del partido.
La polémica deja en evidencia el riesgo que enfrenta la candidatura de Espá al asociarse con figuras altamente polarizantes. Mientras en Lima se intenta consolidar un discurso de mano dura, en regiones como Tacna la respuesta ciudadana ya marca distancia y anticipa un escenario electoral complejo, donde el rechazo social podría pesar más que los cálculos partidarios.
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