Con el cierre del 2025 y el inicio del 2026, miles de jóvenes recién egresados del colegio enfrentan una pregunta decisiva: ¿qué carrera estudiar para asegurar empleo en un mundo transformado por la inteligencia artificial? Las declaraciones recientes del creador de ChatGPT Sam Altman, reavivaron el debate, al advertir que los trabajos de soporte al cliente —tanto telefónico como informático— serán los primeros en desaparecer, debido a que la IA ya ejecuta esas tareas con mayor eficiencia que los humanos. Sus palabras coinciden con un estudio global de Salesforce, que muestra que hoy el 32 % de los casos de atención al cliente son gestionados por IA y que este porcentaje crecerá al 55 % en 2027.
Aunque figuras como Elon Musk sostienen que la inteligencia artificial superará pronto a médicos y abogados, Altman se distancia de ese pronóstico. Para él, los empleos que dependen de la interacción humana profunda, como los vinculados a la salud, educación o cuidado emocional, presentan mayor resistencia a la automatización. El director de OpenAI resaltó que la sociedad ha demostrado capacidad de adaptación —como ocurrió durante la pandemia—, y que la IA más bien abrirá nuevas oportunidades al elevar la productividad global y permitir descubrimientos científicos más rápidos.
Altman puso como ejemplo a los programadores, quienes, gracias a herramientas de IA, pueden producir mayor cantidad de código de forma más eficiente. Sin embargo, advirtió que este aumento de capacidades no provocará una rotación laboral tan drástica como algunos temen. Para el ejecutivo, la clave está en entender la IA como un complemento que transforma, más que elimina, ciertos sectores profesionales.
Pese al entusiasmo por los beneficios, Altman también advirtió sobre riesgos existenciales. Señaló que sus mayores temores se relacionan con las “incógnitas desconocidas”, como la posibilidad de que la IA facilite la creación de armas biológicas o pandemias artificiales. A esto se suma el riesgo de videos, audios y textos indistinguibles de la realidad, capaces de desatar estafas o manipulación masiva. Frente a ello, sugirió medidas como firmas criptográficas en mensajes importantes o sistemas de verificación para mitigar daños.
El análisis de Altman se complementa con la perspectiva de Bill Gates, quien identifica tres áreas profesionales en las que la mano humana seguirá siendo indispensable: programación, biología y energía. Según Gates, la supervisión humana será esencial para garantizar que los sistemas de IA sean seguros y funcionales; la biología continuará requiriendo creatividad científica ante nuevas enfermedades; y la crisis climática demandará ingenieros capaces de innovar en energías sostenibles. Ambos coinciden en que, más que reemplazarlo todo, la IA obligará a replantear el futuro laboral, priorizando profesiones que combinen pensamiento crítico, creatividad y resolución de problemas complejos.