Escribe: María Coaguila Torres
En la frontera entre Francia y Suiza, bajo la superficie terrestre, se encuentra el gran colisionador de hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), el acelerador de partículas más grande y poderoso del mundo, operado por la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN). Con esta máquina también se logró avances en radioterapia para tumores, desarrollo de software para simular el crecimiento de tumores vasculares en cáncer de mama.
El LHC es una máquina diseñada para expandir nuestro conocimiento sobre las partículas fundamentales y las fuerzas que rigen el universo. Utilizando imanes superconductores, dirige haces de protones a velocidades cercanas a la luz para crear colisiones energéticas. Estas colisiones permiten a los científicos estudiar partículas más pequeñas y comprender mejor los elementos que componen nuestro universo.
Esta máquina cuenta con un anillo subterráneo de 27 kilómetros, imanes que generan un campo magnético 100 000 veces más potente que el de la Tierra y temperaturas de -271.3 grados centígrados, esta maravilla de la ingeniería y la física se dedica a desentrañar los misterios del universo.
APLICACIONES EN MEDICINA. Pero el LHC no solo se enfoca en la física del universo; también ha dejado una marca significativa en el campo médico. Gracias a la investigación derivada de esta máquina, se han logrado avances en radioterapia para tumores, desarrollo de software para simular el crecimiento de tumores vasculares en cáncer de mama y el uso de algoritmos de inteligencia artificial para detectar patologías cerebrales como los accidentes cerebrovasculares.
COLABORACIÓN GLOBAL. El proyecto del LHC comenzó a gestarse en la década de 1970, y después de años de planificación y diseño, la construcción comenzó en 1998, con la máquina entrando en funcionamiento en septiembre de 2008. Miles de científicos, ingenieros y técnicos de todo el mundo han colaborado en este proyecto, que ha puesto a la humanidad un paso más cerca de comprender tanto el universo como las complejidades del cuerpo humano.
Con sus impresionantes características y sus múltiples aplicaciones, el Gran Colisionador de Hadrones se destaca como una de las herramientas más avanzadas y versátiles de la ciencia moderna, abriendo puertas a nuevos descubrimientos tanto en el cosmos como en la medicina.