Un estudio internacional publicado el 1 de junio de 2025 en The New England Journal of Medicine reveló que el ejercicio físico regular después de la quimioterapia mejora la supervivencia y reduce la recurrencia del cáncer de colon. La investigación, liderada por el grupo Challenge con apoyo de la Sociedad Canadiense del Cáncer, se convierte en un hito clínico al posicionar la actividad física como una herramienta terapéutica de alto impacto en pacientes oncológicos.
El ensayo clínico, uno de los más amplios en su tipo, evaluó a 889 pacientes que habían superado una cirugía y tratamiento de quimioterapia. Los participantes se dividieron entre quienes realizaron actividad física supervisada durante tres años y aquellos que solo recibieron orientación educativa. Los resultados son contundentes: el grupo activo alcanzó una tasa de supervivencia libre de enfermedad del 80.3% a cinco años, frente al 73.9 % del grupo control. A ocho años, la supervivencia global también fue mayor (90.3 % vs 83.2 %).
“El ejercicio tiene un impacto tan poderoso en la supervivencia como la cirugía o la inmunoterapia”, explicó el director de la Liga Contra el Cáncer y presidente de la Sociedad Peruana de Oncología Quirúrgica, Mauricio León Rivera. Para él, el estudio no solo respalda científicamente esta práctica, sino que redefine el rol del movimiento como parte fundamental del tratamiento integral. A pesar de un leve aumento en molestias musculares (18.5% vs 11.5%), los beneficios clínicos superaron ampliamente los efectos adversos.
Este hallazgo impulsa un cambio urgente en las políticas de salud pública, sobre todo en países como el Perú, donde aún no se integran programas de actividad física para pacientes con cáncer. “Estamos ante una nueva era en la atención oncológica”, concluyó León, “una etapa en la que moverse significa vivir más y mejor”. Ahora, la lucha contra el cáncer no solo se libra en hospitales, sino también en gimnasios, parques y caminatas diarias.