SpaceX canceló el lunes 3 de marzo el octavo vuelo de prueba de su Starship, el cohete más grande y poderoso del mundo, tras detectar un problema técnico en la nave.
La compañía de Elon Musk señaló que sus ingenieros trabajan para determinar la “próxima mejor oportunidad” para el lanzamiento, aunque se espera que pueda reintentarse en las próximas 24 horas.
“Tienen (el equipo) un par de pasos más que pueden seguir para solucionar el problema. Si logramos superarlos, podemos comenzar la cuenta regresiva nuevamente”, dijeron los anfitriones, que segundos después informaron la cancelación del vuelo.
Con 123 metros de altura, el Starship es clave en la visión de Musk y SpaceX de llevar humanos a Marte y apoyar el programa Artemis de la NASA, que busca el regreso de astronautas a la Luna.
La misión, que debe durar poco más de una hora, incluye un nuevo intento de aterrizaje de la etapa inferior del cohete mediante los brazos de sujeción de la torre de lanzamiento, una maniobra que SpaceX ha logrado en dos ocasiones.
Por ahora, la empresa planea que la etapa superior americe en el océano frente a la costa oeste de Australia, con la intención de recuperarla en futuras pruebas.
SpaceX también debe demostrar que el cohete es seguro para misiones tripuladas y avanzar en el desarrollo de un sistema de reabastecimiento de combustible en el espacio, una capacidad esencial para viajes interplanetarios.
El lanzamiento había recibido luz verde de la Administración Federal de Aviación (FAA), que en enero había suspendido los vuelos de SpaceX tras la desintegración de la parte superior del Starship sobre las Islas Turcas y Caicos.
De lograr las certificaciones de la NASA, Starship formará parte de la misión Artemis III, la primera en más de medio siglo que devolverá una tripulación a la superficie lunar y que está prevista para 2027.